sábado, 3 de diciembre de 2011

Busco ese lugar donde perderme, donde nadie pueda encontrarme. Uno de esos rincones con magia propia, donde mis pensamientos hablen por sí solos. Donde no existan las dudas ni las preguntas retóricas, donde se aclaren mis ideas. Un lugar donde el sol bañe mi piel y el aire limpio inunde mis pulmones. Allí donde sólo llegue yo, donde nadie pueda interrumpir mis emociones ni malinterpretar mis palabras. Dónde mi voz sea el único sonido, aparte de las olas del mar y los susurros del aire al atardecer. En el cual pueda amar sin ser amada, llorar sin razones, chillar hasta desahogarme, reírme de mí misma, saltar para intentar llegar a las nubes, cantar hasta quedarme sin voz y soñar, ante todo soñar. Un sitio que sólo se pueda encontrar mirando al cielo, quizás cerca de la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.

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